Son las erogaciones en dinero que ejecuta el estado en virtud de una ley para cumplir sus fines. Es toda erogación que incide sobre las finanzas del estado, generalmente en dinero, destinada al cumplimiento de fines administrativos o económicos-sociales y autorizados mediata o inmediatamente por una ley. Hay gasto público cuando el que lo realiza, tenga carácter público o privado, está dotado de la facultad para mandar, de ordenar, de establecer obligaciones a cargo de los habitantes, que haya recibido por delegación de estado.
El gasto público se ejecuta a través de los Presupuestos o Programas Económicos establecidos por los distintos gobiernos, y se clasifica de distintos maneras pero básicamente se consideran el Gasto Neto que es la totalidad de las erogaciones del sector público menos las amortizaciones de deuda externa; y el Gasto Primario, el cual no toma en cuenta las erogaciones realizadas para pago de intereses y comisiones de deuda pública, este importante indicador económico mide la fortaleza de las finanzas públicas para cubrir con la operación e inversión gubernamental con los ingresos tributarios, los no tributarios y el producto de la venta de bienes y servicios, independientemente del saldo de la deuda y de su costo.
Gasto Programable: es el agregado que más se relaciona con la estrategia para conservar la política fiscal, requerida para contribuir al logro de los objetivos de la política económica. Por otro lado resume el uso de recursos públicos que se destinan a cumplir y atender funciones y responsabilidades gubernamentales, así como a producir bienes y prestar servicios.
La clasificación económica permite conocer los capítulos, conceptos y partidas específicas que registran las adquisiciones de bienes y servicios del sector público. Con base a esta clasificación, el gasto programable se divide en gasto corriente y gasto de capital. Estos componentes a su vez se desagregan en servicios personales, pensiones y otros gastos corrientes dentro del primer rubro, y en inversión física y financiera dentro del segundo.
Gasto corriente: Dada la naturaleza de las funciones gubernamentales, el gasto corriente es el principal rubro del gasto programable. En él se incluyen todas las erogaciones que los Poderes y Órganos Autónomos, la Administración Pública, así como las empresas del Estado, requieren para la operación de sus programas. En el caso de los primeros dos, estos recursos son para llevar a cabo las tareas de legislar, impartir justicia, organizar y vigilar los procesos electorales, principalmente. Por lo que respecta a las dependencias, los montos presupuestados son para cumplir con las funciones de: administración gubernamental; política y planeación económica y social; fomento y regulación; y desarrollo social.
Por su parte, en las empresas del Estado los egresos corrientes reflejan la adquisición de insumos necesarios para la producción de bienes y servicios. La venta de éstos es lo que permite obtener los ingresos que contribuyen a su viabilidad financiera y a ampliar su infraestructura.
Gasto de Capital: El gasto de capital comprende aquellas erogaciones que contribuyen a ampliar la infraestructura social y productiva, así como a incrementar el patrimonio del sector público. Como gastos; gastos de Defensa Nacional, también se pueden mencionar la construcción de Hospitales, Escuelas, Universidades, Obras Civiles como carreteras, puentes, represas, tendidos eléctricos, oleoductos, plantas etc.; que contribuyan al aumento de la productividad para promover el crecimiento que requiere la economía
Los objetivos de la gestión del gasto público
Un buen punto de partida para la evaluación de la gestión del gasto público puede realizarse, de acuerdo a la aceptación general de especialistas en este tema (Atkinson y Noord, 2001), a partir de los tres objetivos o dimensiones convencionales de las finanzas públicas (Musgrave, 1959), los cuales son los siguientes:
• Lograr la estabilidad económica y la disciplina fiscal
• Alcanzar una adecuada distribución social de los recursos
• Promover la eficiencia, mediante la corrección de fallas o limitaciones del mercado a través del gasto público.
Estos objetivos no son independientes los unos de los otros, sino que por el contrario ellos se encuentran estrechamente interconectados. De hecho, es difícil pensar en alcanzar alguno de los objetivos de manera independiente de los otros, aunque debe reconocerse que ellos pueden entrar en conflicto en algunas oportunidades (Allen y Tommasi, 2002), en la búsqueda por alcanzarlos.
EFECTOS DEL GASTO PÚBLICO.
Un excedente del gasto público superior al 30% de la renta nacional, tiene considerable influencia sobre la economía. El aumento desmedido, así como una disminución influye en la economía nacional. El gasto público incide en el ingreso nacional; el producto interno bruto y la inversión. Los gastos para la producción de bienes y servicios, financiados con recursos tributarios, si existe empleo, el mayor gasto estimulará un aumento en el ingreso nacional y en el empleo que afectará al consumo; si por el contrario afecta a sectores de ingresos bajos con tendencias altas al consumo, puede que provoque un efecto de recesión y desempleo. Los gastos para la producción de bienes y servicios financiados con recursos del crédito público, puede tener efectos redistributivos, haciendo difícil la determinación de la incidencia en el endeudamiento. Incrementa el ingreso nacional, el empleo u la inflación. Los gastos para la producción de bienes y servicios, financiado con la emisión monetaria, producen variaciones en el nivel de precios y en caso de pleno empleo, puede producir una explosión inflacionaria. Si por el contrario es financiado con emisión monetaria en época de recesión y desempleo, ocurre una reactivación de la economía y un crecimiento en el ingreso nacional. Los gastos para la redistribución de ingresos financiados con ingresos tributarios, tienen un efecto de estabilidad en el nivel de precios y pleno empleo. En cambio cuando el gasto de transferencia es financiado con recursos del crédito público, tiende a un efecto inflacionario. En caso de depresión económica y desempleo, favorece la reactivación económica.
PRINCIPIOS DEL GASTO PÚBLICO
GASTO MÍNIMO. Significa que el estado debe gastar lo menos posible, pero sin descuidar la protección de la comunidad. Se dice también con este principio que además de los servicios de defensa nacional y seguridad interna, se deben proporcionar otros servicios adicionales como carreteras, salubridad, correo, pero dejando que los particulares presten aquellos servicios que ellos mismos puedan hacer sin la intervención del estado. En este sentido, el estado debe tratar por todos los medios dejar que la iniciativa privada haga todo aquello que es capaz de hacer satisfaciendo el estado únicamente aquellas necesidades que los particulares no son capaces de realizar.
MÍNIMA INTERFERENCIA DEL SECTOR PRIVADO. El estado puede efectuar volúmenes sustanciales de gastos para programas de obras públicas o proporcionar empleo en épocas de depresión, pero no debe competir con los servicios ya programados y en ejecución por parte de la economía privada. El estado debe incentivar la actividad de los particulares pero no debe inmiscuirse en ella, y si lo hiciere deberá ser en la menor cantidad posible; fomentar aquellas actividades donde la actividad privada sería incapaz de resolver como la construcción del puente sobre el lago de Maracaibo.
MÁXIMA OCUPACIÓN. Cuando la finalidad de los gastos públicos sea la de alcanzar el más alto nivel de ocupación o una mejor distribución de los ingresos públicos, se deben modificar, en parte, los principios anteriores, es decir, el del gasto mínimo y el de la no interferencia con los particulares. El estado debe aprovechar en épocas de depresión utilizando mano de obra desocupada y que le resulta más barata pudiendo realizar grandes obras en beneficiosas para el país.
MÁXIMO BENEFICIO. Implica que se debe tratar de obtener el mayor beneficio posible con medios escasos. El estado debe planificar sus gastos e invertir en aquellas actividades donde la utilidad marginal social sea más perentoria., esto debido a que el fisco va a quitar a otros particulares el dinero que ellos casi no necesitan para darlo a otros que si van a obtener mayor beneficio incluso infinito con él. Es decir de acuerdo con la teoría de utilidad marginal, el excedente monetario de algunas unidades de gasto de la economía, que bien no representan beneficio marginal para éstas, se convierten en beneficios de amplio espectro para las colectividades.
CAPACIDAD ECONÓMICA. Los gastos deben ser proporcionales a la riqueza que tenga el país, ya que si no se aumentaría la presión tributaria en tal forma que se agotarían los recursos particulares frente a los ingresos públicos.
La presión tributaria es el impacto que recibe el contribuyente por el pago del tributo, tributos estos que van a servir para satisfacer los gastos del estado.
Como es ampliamente reconocido, el gasto fiscal es una herramienta de política pública a través de la cual los gobiernos pueden contribuir al desarrollo humano sostenible. Para ellos pueden intervenir mediante diversas acciones tales como la promoción del crecimiento económico, la corrección de fallas del mercado, la creación de la infraestructura necesaria para el desarrollo, así como proporcionando servicios sociales para satisfacer las necesidades de la gente. Sin embargo, el rápido incremento que ha experimentado el gasto público en los países en desarrollo, sin un aumento correlativo de los ingresos tributarios, ha provocado crisis fiscales de amplia magnitud con el paradójico resultado de que en muchos casos no se ha logrado ni promover el crecimiento sostenible ni mejorar la equidad. (Banco Mundial1988).
LOGRAR LA DISCIPLINA FISCAL
Este Objetivo consiste en contribuir al logro de un crecimiento económico estable y macroeconómicamente sostenible, por ejemplo mediante la fijación de topes razonables al gasto público tanto a nivel general como a nivel de los gobiernos subnacionales. La Intención con este tipo de medidas es tener un sistema presupuestario disciplinado que respete las restricciones fijadas de gasto y evitar que se ajusta meramente a las infinitas demandas de la población y de los diversos grupos de interés; es decir, de lo que se trata es de impedir un sistema presupuestario que sea acomodaticio y que irrespete los límites fijados.
BENEFICIOS REALES O EFECTIVOS DEL GASTO PÚBLICO
En la práctica, tal como lo muestra el análisis de la evidencia de diversos países y períodos históricos, abundan las situaciones en que las características del gasto público se alejan de forma dramática de los criterios antes señalados, y en las cuales, el impacto del gasto público sobre el crecimiento económico a largo plazo resulta negativo. Por ejemplo, Vito Tanzi (1997), estudioso de las finanzas públicas de prestigio internacional, después de analizar la evidencia internacional concluye que el notable incremento que experimentó el gasto público (medido como proporción del PIB) en los países industrializados entre 1960 y 1990 hasta alcanzar en algunos casos niveles superiores al 50% del PIB, no contribuyó de forma apreciable a incrementar el bienestar de los ciudadanos de estos países mientras que sí contribuyó de forma significativa a deteriorar el desempeño macroeconómico en estas naciones, jugando un papel determinante en la aceleración de la inflación y el excesivo endeudamiento. Hoy es claro que la razón por la cual las características del gasto público suelen diferir de aquellas condiciones ideales que le permitirían dar una contribución neta positiva al bienestar de los ciudadanos, se encuentra en el hecho de que estas características se determinan a través de un complejo proceso de naturaleza político-institucional en el cual influyen multitud de fuerzas e intereses, siendo las recomendaciones de los técnicos sólo un elemento más. Dos fenómenos resultan claves dentro de este proceso: la "búsqueda de rentas" y las motivaciones electorales.
El gasto público y la recaudación de impuestos son la expresión del Poder con que cuentan quienes controlan el Gobierno para apropiarse y redistribuir la riqueza de los ciudadanos y del Estado. De manera natural cada ciudadano intentará de forma más o menos activa, más o menos organizada, utilizar este Poder en su beneficio (o al menos evitar que se utilice en su perjuicio), aspirando a que el Gobierno se apropie de la riqueza de otros ciudadanos y se la transfiera (en esto consiste la llamada "búsqueda de rentas"). En las sociedades democráticas este proceso de búsqueda de rentas se agudiza de forma particular en virtud de que los ciudadanos tienen la libertad de agruparse y organizarse de tal manera que puedan ejercer mayor presión sobre el Gobierno de turno para que oriente la corriente de gastos en su provecho particular.
El resultado final de este proceso de "búsqueda de rentas" es impulsar el crecimiento excesivo del gasto público en dirección a transferir (normalmente de forma encubierta) a grupos minoritarios y organizados de ciudadanos los recursos del Estado o los recursos de la mayoría desorganizada de la población adulta. El estudio de Tanzi antes citado confirma que el crecimiento encubierto de las transferencias es la fuerza más importante detrás del notable incremento del gasto público en los países desarrollados durante los últimos cuarenta años, y sostiene que ello explica la escasa contribución de este incremento al bienestar de la mayoría de la población.
El gasto público se ejecuta a través de los Presupuestos o Programas Económicos establecidos por los distintos gobiernos, y se clasifica de distintos maneras pero básicamente se consideran el Gasto Neto que es la totalidad de las erogaciones del sector público menos las amortizaciones de deuda externa; y el Gasto Primario, el cual no toma en cuenta las erogaciones realizadas para pago de intereses y comisiones de deuda pública, este importante indicador económico mide la fortaleza de las finanzas públicas para cubrir con la operación e inversión gubernamental con los ingresos tributarios, los no tributarios y el producto de la venta de bienes y servicios, independientemente del saldo de la deuda y de su costo.
Gasto Programable: es el agregado que más se relaciona con la estrategia para conservar la política fiscal, requerida para contribuir al logro de los objetivos de la política económica. Por otro lado resume el uso de recursos públicos que se destinan a cumplir y atender funciones y responsabilidades gubernamentales, así como a producir bienes y prestar servicios.
La clasificación económica permite conocer los capítulos, conceptos y partidas específicas que registran las adquisiciones de bienes y servicios del sector público. Con base a esta clasificación, el gasto programable se divide en gasto corriente y gasto de capital. Estos componentes a su vez se desagregan en servicios personales, pensiones y otros gastos corrientes dentro del primer rubro, y en inversión física y financiera dentro del segundo.
Gasto corriente: Dada la naturaleza de las funciones gubernamentales, el gasto corriente es el principal rubro del gasto programable. En él se incluyen todas las erogaciones que los Poderes y Órganos Autónomos, la Administración Pública, así como las empresas del Estado, requieren para la operación de sus programas. En el caso de los primeros dos, estos recursos son para llevar a cabo las tareas de legislar, impartir justicia, organizar y vigilar los procesos electorales, principalmente. Por lo que respecta a las dependencias, los montos presupuestados son para cumplir con las funciones de: administración gubernamental; política y planeación económica y social; fomento y regulación; y desarrollo social.
Por su parte, en las empresas del Estado los egresos corrientes reflejan la adquisición de insumos necesarios para la producción de bienes y servicios. La venta de éstos es lo que permite obtener los ingresos que contribuyen a su viabilidad financiera y a ampliar su infraestructura.
Gasto de Capital: El gasto de capital comprende aquellas erogaciones que contribuyen a ampliar la infraestructura social y productiva, así como a incrementar el patrimonio del sector público. Como gastos; gastos de Defensa Nacional, también se pueden mencionar la construcción de Hospitales, Escuelas, Universidades, Obras Civiles como carreteras, puentes, represas, tendidos eléctricos, oleoductos, plantas etc.; que contribuyan al aumento de la productividad para promover el crecimiento que requiere la economía
Los objetivos de la gestión del gasto público
Un buen punto de partida para la evaluación de la gestión del gasto público puede realizarse, de acuerdo a la aceptación general de especialistas en este tema (Atkinson y Noord, 2001), a partir de los tres objetivos o dimensiones convencionales de las finanzas públicas (Musgrave, 1959), los cuales son los siguientes:
• Lograr la estabilidad económica y la disciplina fiscal
• Alcanzar una adecuada distribución social de los recursos
• Promover la eficiencia, mediante la corrección de fallas o limitaciones del mercado a través del gasto público.
Estos objetivos no son independientes los unos de los otros, sino que por el contrario ellos se encuentran estrechamente interconectados. De hecho, es difícil pensar en alcanzar alguno de los objetivos de manera independiente de los otros, aunque debe reconocerse que ellos pueden entrar en conflicto en algunas oportunidades (Allen y Tommasi, 2002), en la búsqueda por alcanzarlos.
EFECTOS DEL GASTO PÚBLICO.
Un excedente del gasto público superior al 30% de la renta nacional, tiene considerable influencia sobre la economía. El aumento desmedido, así como una disminución influye en la economía nacional. El gasto público incide en el ingreso nacional; el producto interno bruto y la inversión. Los gastos para la producción de bienes y servicios, financiados con recursos tributarios, si existe empleo, el mayor gasto estimulará un aumento en el ingreso nacional y en el empleo que afectará al consumo; si por el contrario afecta a sectores de ingresos bajos con tendencias altas al consumo, puede que provoque un efecto de recesión y desempleo. Los gastos para la producción de bienes y servicios financiados con recursos del crédito público, puede tener efectos redistributivos, haciendo difícil la determinación de la incidencia en el endeudamiento. Incrementa el ingreso nacional, el empleo u la inflación. Los gastos para la producción de bienes y servicios, financiado con la emisión monetaria, producen variaciones en el nivel de precios y en caso de pleno empleo, puede producir una explosión inflacionaria. Si por el contrario es financiado con emisión monetaria en época de recesión y desempleo, ocurre una reactivación de la economía y un crecimiento en el ingreso nacional. Los gastos para la redistribución de ingresos financiados con ingresos tributarios, tienen un efecto de estabilidad en el nivel de precios y pleno empleo. En cambio cuando el gasto de transferencia es financiado con recursos del crédito público, tiende a un efecto inflacionario. En caso de depresión económica y desempleo, favorece la reactivación económica.
PRINCIPIOS DEL GASTO PÚBLICO
GASTO MÍNIMO. Significa que el estado debe gastar lo menos posible, pero sin descuidar la protección de la comunidad. Se dice también con este principio que además de los servicios de defensa nacional y seguridad interna, se deben proporcionar otros servicios adicionales como carreteras, salubridad, correo, pero dejando que los particulares presten aquellos servicios que ellos mismos puedan hacer sin la intervención del estado. En este sentido, el estado debe tratar por todos los medios dejar que la iniciativa privada haga todo aquello que es capaz de hacer satisfaciendo el estado únicamente aquellas necesidades que los particulares no son capaces de realizar.
MÍNIMA INTERFERENCIA DEL SECTOR PRIVADO. El estado puede efectuar volúmenes sustanciales de gastos para programas de obras públicas o proporcionar empleo en épocas de depresión, pero no debe competir con los servicios ya programados y en ejecución por parte de la economía privada. El estado debe incentivar la actividad de los particulares pero no debe inmiscuirse en ella, y si lo hiciere deberá ser en la menor cantidad posible; fomentar aquellas actividades donde la actividad privada sería incapaz de resolver como la construcción del puente sobre el lago de Maracaibo.
MÁXIMA OCUPACIÓN. Cuando la finalidad de los gastos públicos sea la de alcanzar el más alto nivel de ocupación o una mejor distribución de los ingresos públicos, se deben modificar, en parte, los principios anteriores, es decir, el del gasto mínimo y el de la no interferencia con los particulares. El estado debe aprovechar en épocas de depresión utilizando mano de obra desocupada y que le resulta más barata pudiendo realizar grandes obras en beneficiosas para el país.
MÁXIMO BENEFICIO. Implica que se debe tratar de obtener el mayor beneficio posible con medios escasos. El estado debe planificar sus gastos e invertir en aquellas actividades donde la utilidad marginal social sea más perentoria., esto debido a que el fisco va a quitar a otros particulares el dinero que ellos casi no necesitan para darlo a otros que si van a obtener mayor beneficio incluso infinito con él. Es decir de acuerdo con la teoría de utilidad marginal, el excedente monetario de algunas unidades de gasto de la economía, que bien no representan beneficio marginal para éstas, se convierten en beneficios de amplio espectro para las colectividades.
CAPACIDAD ECONÓMICA. Los gastos deben ser proporcionales a la riqueza que tenga el país, ya que si no se aumentaría la presión tributaria en tal forma que se agotarían los recursos particulares frente a los ingresos públicos.
La presión tributaria es el impacto que recibe el contribuyente por el pago del tributo, tributos estos que van a servir para satisfacer los gastos del estado.
Como es ampliamente reconocido, el gasto fiscal es una herramienta de política pública a través de la cual los gobiernos pueden contribuir al desarrollo humano sostenible. Para ellos pueden intervenir mediante diversas acciones tales como la promoción del crecimiento económico, la corrección de fallas del mercado, la creación de la infraestructura necesaria para el desarrollo, así como proporcionando servicios sociales para satisfacer las necesidades de la gente. Sin embargo, el rápido incremento que ha experimentado el gasto público en los países en desarrollo, sin un aumento correlativo de los ingresos tributarios, ha provocado crisis fiscales de amplia magnitud con el paradójico resultado de que en muchos casos no se ha logrado ni promover el crecimiento sostenible ni mejorar la equidad. (Banco Mundial1988).
LOGRAR LA DISCIPLINA FISCAL
Este Objetivo consiste en contribuir al logro de un crecimiento económico estable y macroeconómicamente sostenible, por ejemplo mediante la fijación de topes razonables al gasto público tanto a nivel general como a nivel de los gobiernos subnacionales. La Intención con este tipo de medidas es tener un sistema presupuestario disciplinado que respete las restricciones fijadas de gasto y evitar que se ajusta meramente a las infinitas demandas de la población y de los diversos grupos de interés; es decir, de lo que se trata es de impedir un sistema presupuestario que sea acomodaticio y que irrespete los límites fijados.
BENEFICIOS REALES O EFECTIVOS DEL GASTO PÚBLICO
En la práctica, tal como lo muestra el análisis de la evidencia de diversos países y períodos históricos, abundan las situaciones en que las características del gasto público se alejan de forma dramática de los criterios antes señalados, y en las cuales, el impacto del gasto público sobre el crecimiento económico a largo plazo resulta negativo. Por ejemplo, Vito Tanzi (1997), estudioso de las finanzas públicas de prestigio internacional, después de analizar la evidencia internacional concluye que el notable incremento que experimentó el gasto público (medido como proporción del PIB) en los países industrializados entre 1960 y 1990 hasta alcanzar en algunos casos niveles superiores al 50% del PIB, no contribuyó de forma apreciable a incrementar el bienestar de los ciudadanos de estos países mientras que sí contribuyó de forma significativa a deteriorar el desempeño macroeconómico en estas naciones, jugando un papel determinante en la aceleración de la inflación y el excesivo endeudamiento. Hoy es claro que la razón por la cual las características del gasto público suelen diferir de aquellas condiciones ideales que le permitirían dar una contribución neta positiva al bienestar de los ciudadanos, se encuentra en el hecho de que estas características se determinan a través de un complejo proceso de naturaleza político-institucional en el cual influyen multitud de fuerzas e intereses, siendo las recomendaciones de los técnicos sólo un elemento más. Dos fenómenos resultan claves dentro de este proceso: la "búsqueda de rentas" y las motivaciones electorales.
El gasto público y la recaudación de impuestos son la expresión del Poder con que cuentan quienes controlan el Gobierno para apropiarse y redistribuir la riqueza de los ciudadanos y del Estado. De manera natural cada ciudadano intentará de forma más o menos activa, más o menos organizada, utilizar este Poder en su beneficio (o al menos evitar que se utilice en su perjuicio), aspirando a que el Gobierno se apropie de la riqueza de otros ciudadanos y se la transfiera (en esto consiste la llamada "búsqueda de rentas"). En las sociedades democráticas este proceso de búsqueda de rentas se agudiza de forma particular en virtud de que los ciudadanos tienen la libertad de agruparse y organizarse de tal manera que puedan ejercer mayor presión sobre el Gobierno de turno para que oriente la corriente de gastos en su provecho particular.
El resultado final de este proceso de "búsqueda de rentas" es impulsar el crecimiento excesivo del gasto público en dirección a transferir (normalmente de forma encubierta) a grupos minoritarios y organizados de ciudadanos los recursos del Estado o los recursos de la mayoría desorganizada de la población adulta. El estudio de Tanzi antes citado confirma que el crecimiento encubierto de las transferencias es la fuerza más importante detrás del notable incremento del gasto público en los países desarrollados durante los últimos cuarenta años, y sostiene que ello explica la escasa contribución de este incremento al bienestar de la mayoría de la población.